En un podcast de la BBC hablan de una exposición en el Museo Británico de cartas. Cartas escritas en periodos de guerra. Ente esposos, novios, entre madres e hijos....
Hablan de una carta escrita en la I Guerra Mundial por una joven. Escribe a su novio en el frente. La carta comienza diciendo: "I do miss you so very much" (el "do" es enfático y no sé traducirlo: te echo tantísimo de menos). El comentarista se sorprende y dice, probablemente hoy se escribiría simplemente "I miss you too"
Encima de la mesilla de noche tengo un frasco de cristal. En él guardo pequeñas piedas blancas. Ya no caben más. Cuando, en uno de mis paseos, recojo alguna tengo que dejarla en algún cajón o en algún bolsillo.
Margarite Yourcenar escribió un delicioso cuento. En una de las islas griegas un joven pastor a perdido el juicio. Ha conocido a las nereidas, dulces jóvenes medio hadas medio ninfas. Está embriagado por su amor. Han acordado un señal para buscarse y encontrarse. Una piedrecilla blanca, dejada sobre un cercado por el pastor, servirá de señal y aviso.
El joven espera día y noche, vagando por los campos. Va dejando piedras sobre los cercados y comprueba al poco si una mano furtiva las ha recogido. No ve nada, ni a nadie. Su mirada está perdida no se sabe dónde. Sus labios dibujan una sonrisa que no desparece.
Nadie ha recogido mis piedras blancas que se acumulan en el frasco de cristal. Las he guardado durante años con la esperanza, cada vez más débil, de que una mirada las reconociese. De que una mano las levantara hacia un pecho conmovido.
I do miss you so very much