miércoles, 29 de noviembre de 2017

escribo por...

¿No debería estar escribiendo sobre "big data", o inteligencia artificial, o...?. ¿No debería intentar despertar el interés de algún posible lector?, ¿ser referencia?... ¿Por qué escribo?

Me obligo a hablar de mi silencio y supongo que tiene un efecto sanador... escribo, hablo, del mudo dolor.

Me proponía, eso decía, crear belleza con la palabra, describir con palabras la belleza, la belleza invisible con la que está hecha la vida.

Tengo la esperanza oculta de que alguien me lea y me comprenda. Ya no estaré solo y entonces, confío, sí se hará visible para ambos

el sol calienta

Otro viaje a París, otra espléndida mañana de paseo esperanzado.

Me llegan fuerzas, ilusión y ánimo Hay tanto que leer, que aprender, que hacer... hay tanto que ser. Me determino y me conjuro a no dejarme arrollar por la vulgar ola del fatalismo necio.

La sombra se aleja, se diluye en el mismo sol que la hacía fuerte y negra.

Llevo andando sólo mucho tiempo, pero ¿quien puede acompañarme sin desviarse de su propio camino?. En algún tramo coincidimos, y que alegría se siente al compartir jornadas y metas, confidencias y calor.

lunes, 20 de noviembre de 2017

soledad

Una perra me persigue. Oigo su aliento, ansioso y frío, continuamente. Acomoda su paso al mío, haciéndose una sombra que me acompaña.

La mañana ha sido espléndida. El cielo azul, el sol radiante calentaba. Bajo mis pisadas crujían los guijarros, mis pasos firmes confirmaban el camino entre jaras y encinas. He seguido pese al cansancio hasta el final del sendero.

El áspero jadeo no ha dejado de seguirme. Pese a la luz, al sol, pese al cielo azul. No huye de la gente con la que me cruzo. En las noches, ya frías, se acerca más, se la siente más, se atreve a más. Su vacío lame mi alma y mi cuerpo, y me estremezco. 

sábado, 18 de noviembre de 2017

viaje a París

Si escribo sobre este viaje es, si acaso, por la remota intención que puede haber en mí de escribir un diario. En su momento los diarios pudieron resultar interesantes y novedosos. Hoy en día, me temo, son, en general, aburridos y vulgares.

Los viajes siempre despiertan interés en amistades y conocidos. Suelen representar experiencias intensas y relativamente poco frecuentes. Para mí representan la ocasión, como otras muy pocas, de sentirme vivo, de agudizar todos los sentidos, de afinar la intuición. En definitiva de afrontar situaciones y escenarios novedosos y retadores. En este brevísimo viaje, sin embargo, he tenido que afrontar, más que otros sonidos, otras luces, otros olores, a mí mismo. A mi soledad.

Las escasas horas de vuelo abrieron un silencio que no pude llenar con la música que había preparado. Me resistí a cruzar esa puerta abierta a lo que siento como vacío, a adentrarme entre esas sombras y penumbras en las que sé que no voy encontrar una voz amiga. Y rechazo el encuentro, pero la puerta sigue abierta.

Orly ya no es desconocido.El recorrido en taxi por las calles de la ciudad es rápido y ágil.
Tras cenar demasiado en un simpático restaurante de barrio, la Pizzeria Olivier, y de vuelta al hotel encuentro el mismo silencio, la misma soledad. La misma puerta obligándome a pasar. El mismo frío. Me cuesta dormir.

Madrugo para dar un paseo hasta la torre Eiffel. Es delicioso ver como va despertándose la ciudad, como van preparándose las tiendas. Como la gente se va asomando a la calle. Algunas atractivas mujeres hacen ejercicio corriendo por los járdines del Campo de Marte mientras escuchan supongo que música. Algún vecino del barrio saca a pasear a su perro y, poco a poco, van apareciendo niños que, de mano de sus madres, se dirigen al colegio. Un luz gris va llenando las calles, las luces amarillas van apagándose. Cuando llego de vuelta al hotel ya ha amanecido.


martes, 14 de noviembre de 2017

jugo de hormigón


Hoy ha sido un día gris.

Hace años que no recibo una carta pero cada día recibo decenas de e-mails. La mayoría son de trabajo, muchos de publicidad y de vez en cuando, como hoy, alguno personal.

Si tuviera que exprimir este día y sacarle jugo serían estas gotas de comunicación las que forzarían que viese a este martes 14 de noviembre veteado de luz. Han sido muy pocas palabras, pero suficientes para saberme destinatario de un pensamiento, de una intención, de una voluntad.

Muchos días pasan sin saberse en el pensamiento amable de otra persona. Días grises de hormigón, o de acero. Días que a punto están de ser luminosos si, por un descuido, acertamos a mirar a los ojos de quien tantos interrogantes nos levanta.

lunes, 13 de noviembre de 2017

... continuando

Han pasado 5 años, y muchas cosas. Un amigo me animó en su momento a escribir, un blog le parecía buena idea, y le hice caso. Aquí quedó una única entrada y dos borradores que ahora están obsoletos.
Aquel blog tenía una finalidad que ahora veo fallida. No es posible ya ser testigo escrito de jirones de tu vida. Ha transcurrido ya mucha.
Pienso ahora en mí. En transformar dolor, tristeza en belleza, si es que soy capaz de crear belleza en la palabra. Y en recoger ideas, pensamientos que quizá volaran sin esta red que les retenga. Puede parecer pretencioso, pero escribo para mí, quizás para ti y quizás para alguien que se asome a este solitario rincón