lunes, 20 de noviembre de 2017

soledad

Una perra me persigue. Oigo su aliento, ansioso y frío, continuamente. Acomoda su paso al mío, haciéndose una sombra que me acompaña.

La mañana ha sido espléndida. El cielo azul, el sol radiante calentaba. Bajo mis pisadas crujían los guijarros, mis pasos firmes confirmaban el camino entre jaras y encinas. He seguido pese al cansancio hasta el final del sendero.

El áspero jadeo no ha dejado de seguirme. Pese a la luz, al sol, pese al cielo azul. No huye de la gente con la que me cruzo. En las noches, ya frías, se acerca más, se la siente más, se atreve a más. Su vacío lame mi alma y mi cuerpo, y me estremezco. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario