domingo, 27 de junio de 2021

despertares



A veces creo que me voy a acostumbrar a su presencia. Siempre está ahí, esperándome, buscando mi atención y mi compañía. 

Pese a lo impertinente que es, y pese a lo desagradable que se me hace su presencia, temo acostumbrarme, o resignarme, a ella. 

Es como uno de esos vecinos que se empeñan en trabar relación y estar presentes en tu casa aunque les detestes.Aunque no tengan ningún motivo, más bien al contrario, que les haga pensar que gozan de nuestra simpatía. Insisten e insisten y acaban formando parte del paisaje cotidiano, hasta de la vida familiar.

Ayer volví a ver "Despertares" (Robert de Niro, Robin Willians). En un momento un enfermero le pregunta a uno de los pacientes del hospital psiquiátrico por el motivo de su falta de alegría. No podía entender que recien recuparada la consciencia, tras años de vivir como un vegetal, no estuviese exultante. "¿Como quieres que me sienta?", responde, "mi mujer me ha abandonado, tengo un hijo que no se dónde está y me siento viejo y solo".

A veces tengo la sensación de vivir en una modorra o en un letargo. Mientas la vida transcurre a mi lado, sin darme yo cuenta. Esos instantes de lucidez deberían bastar para dar un salto, para despertar, para de una zancada dejar el camino paralizante  y coger este ortro que percibo vivo.

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